Telarañas de las expectativas mentales o red neural del pensamiento crítico

Las expectativas son como telarañas que construyes en tu mente para tener una vida más segura. Sin embargo, como su nombre indica, solo estás a la espera de que algo suceda o crees que va a suceder. Pero, ¿cómo construyes una expectativa? Primero, empieza con un pensamiento causado por una emoción que tienes en tu interior. Sin embargo, quien genera todo esto eres tú mismo. La vida se trata de tener experiencias y vivencias en el día a día, pero no todas son agradables. Existen momentos duros en la vida en los cuales te toca sufrir, y de ese sufrimiento puedes encontrar una enseñanza o desarrollar un rechazo hacia lo que sucedió. Los sucesos de la vida no siempre son causados por eventos agradables que generan ideas positivas y emociones placenteras, sino también por eventos que producen ideas negativas y emociones desagradables. Cuando construyes una identidad basada en juicios propios, es cuando nacen las expectativas relacionadas con falsas esperanzas o con la convicción de que lo que te sucedió fue malo.

Pero todo esto que te sucede nace de la experiencia del miedo. Veamos un ejemplo: si viviste un problema importante en tu vida, donde el dolor emocional (tristeza, rabia o la sensación de no saber qué hacer) marcó tu vida con sufrimiento, es probable que hayas sentido que ese evento era demasiado para ti. Durante todo ese proceso experimentaste miedo. ¿Por qué? Porque no sabías si lo ibas a superar, no sabías si podrías salir de ese problema. En ese momento, estabas creando expectativas de fatalidad. Ahora, como ya lo pudiste notar, el miedo detona tus expectativas. “Me está sucediendo algo malo” es la frase que utilizas para catalogar el evento que te ocurrió.

“Los problemas de la vida son malos”. Ahí adoptas una actitud de defensa, y es entonces cuando comienzas a construir esta telaraña mental. Te llenas de juicios que contienen pensamientos y emociones marcados por el dolor. Además, empiezas a realizar la división entre lo bueno y lo malo, y vas edificando, como un castillo de naipes, distintas maneras de evitar caer nuevamente en esa experiencia dolorosa.

Ahora te voy a explicar por qué lo llamo telaraña. Desde niño, observaba la naturaleza porque viví mucho tiempo en un lugar rodeado de ella. Me encantaba descubrir cosas nuevas que antes no había visto. Crecí en la ciudad, pero luego me mudé a un entorno más natural. En mis observaciones, me fijé en lo que hacían las arañas: construían sus telarañas en lugares donde pudieran recolectar su alimento, generalmente en árboles o paredes. Sin embargo, es más interesante observarlas en un árbol. Cuando una araña pierde una parte de su telaraña, la reconstruye. Si su telaraña está destruida por completo, la araña se queda inmóvil por un largo tiempo. Si lo observamos desde la perspectiva humana, todos los seres humanos construimos telarañas mentales, es decir, expectativas. Creemos que todo va a salir bien o, por el contrario, que todo va a estar mal.

A nivel científico, esto puede explicarse a través de la red neuronal, un sistema complejo con varias características. Para entenderlo mejor, analicemos tres esferas: presente, futuro y pasado. Por ejemplo, si tienes un problema, estás viviendo ese evento en el presente. Si tuviste un mal día y dices “espero que mañana sea mejor”, estás proyectando tu experiencia hacia un futuro que aún no ha ocurrido. Pero si, al día siguiente, tienes otro mal día y piensas “me pasó lo mismo ayer y hoy”, estás viviendo en el pasado.

Construyes tu red neuronal o telaraña mental a través de experiencias que pueden ser dolorosas o alegres. Tomas las vivencias del pasado y las proyectas hacia el futuro, intentando hacer un plan o resolver un problema con ideas y emociones. Sin embargo, esta estrategia no siempre funciona porque nunca vivirás la misma experiencia dos veces.

Reflexionemos: la araña no reconstruye su telaraña por miedo o por haber tenido una mala experiencia, sino por un instinto de supervivencia. Nosotros también construimos y reparamos nuestras telarañas mentales por supervivencia, pero están impregnadas de juicios y miedos. Vemos todo como una amenaza o un peligro para nuestra supervivencia.

¿Pero de qué peligro debemos defendernos? De un peligro invisible. Creamos escenarios de riesgo que en realidad no existen.

Debes entender que la vida se trata de vivir situaciones que te llevarán a adquirir experiencias. Eso es todo. No existe lo bueno ni lo malo, solo hay situaciones o experiencias que pueden causarte dolor (sufrimiento) o felicidad. Lo bueno o malo es una construcción mental basada en eventos que generan emociones y pensamientos en tu mente.

¿Cómo salir de las expectativas que percibes como peligros?

Existen varias formas y métodos. Aquí te comparto algunos:

  • La observación: la mente discursiva es la repetición constante de un pensamiento sobre una situación, intentando resolver un problema. Un sabio consejo dice: “Si tu problema no tiene solución, ¿para qué te preocupas? Y si tiene solución, ¿para qué te preocupas?”. Sin embargo, solo pensar en ese consejo no nos saca de la mente discursiva. La observación consciente de tu dolor es la mejor forma de liberarte de cualquier pensamiento repetitivo.
  • Fuerza de voluntad: Es una herramienta efectiva que en la actualidad se ve debilitada por la gratificación inmediata del internet. Para ejercitarla, es necesario utilizar los recursos propios para mejorar algo en tu vida. Evita buscar distracciones y afronta los problemas con determinación. La fuerza de voluntad puede llevarte a construir una vida plena.
  • Resiliencia: es una buena herramienta para salir de la telaraña mental. Es la capacidad de soltar y dejar ir. Si te apegas a traumas del pasado, del cualquier tipo que sean, tendrás la tendencia a identificarte con ellos. Por ejemplo, si yo fui maltratado de niño y me mantengo pensando que la forma de como soy ahora es a causa de ese maltrato, estoy identificándome con un estado de victimismo. En cambio, si practicas la resiliencia, aceptas que lo que te pasó te causó dolor, pero comprendes que tú no eres lo que te pasó y que eso no te define.
  • Planificación y entrenamiento: Son fundamentales para superar cualquier situación de estancamiento. Si deseas alcanzar una meta, debes planificar y entrenar progresivamente. Por ejemplo, si tienes fuerza de voluntad e inicias algo, tienes que planificar y entrenar, ¿quieres llegar a correr 10 kilómetros y eres principiante?, primero planificas correr 1 a 2 kilómetros, progresivamente vas aumentando la distancia hasta alcanzar tu objetivo de 10 kilómetros (planificaste y entrenaste). Ahora planificar y entrenar puede aplicarse a todo, si quieres empezar a meditar no empiezas meditando 1 hora, lo que puedes hacer es planificar una rutina semanal donde empiezas con 10 minutos al día y luego vas subiendo tu tiempo de meditación para alcanzar 1 hora, también en ese caso utilizaste esas dos herramientas (planificar y entrenar).

Las expectativas mentales pueden traer problemas como frustración al estar en constante decepción por la vida que tienes, autocrítica el juicio que uno tiene sobre lo que hacemos, decimos o nuestro comportamiento.

Si sientes que la vida se ha vuelto demasiado dura y no puedes salir de tus problemas por cuenta propia, busca ayuda profesional. No veas la salud mental como un tabú.

“Mejora tu calidad de vida, ámate lo suficiente”.

Marco Antonio Rojas Cossio

Terapia en Integración Emocional

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