Claves Para Superar el Sufrimiento y el Drama: La Paz

Hasta este momento hemos visto el sufrimiento, las causas y condiciones que lo originan; también hemos visto cómo la mayoría de nosotros no contamos con sistemas, métodos y conocimientos para la gestión del sufrimiento, recurriendo al drama y la negación para transitar las dificultades de la vida.

En esta serie de artículos les presentaré un sistema compuesto de 5 claves que, puedo afirmar, tiene una alta efectividad para gestionar las emociones y pensamientos que surgen en esos momentos de sufrimiento y dolor. Estas son: la paz, el perdón, la compasión, la gratitud y la mente atenta.

Estas 5 claves son en realidad 5 virtudes que todo ser humano debe conocer, cultivar y practicar para la realización personal a la que todos aspiramos. En este primer artículo conoceremos la paz, lo que realmente es y cómo aplicarla en la vida cotidiana.

Pasaremos de la idea de paz como la ausencia del conflicto al entendimiento de la paz verdadera como la aceptación, el trabajo y la sabiduría de vivir los estados, sean estos aflictivos o no, desde la completa serenidad. El entendimiento de la paz requiere la apertura de la mente, las emociones y el corazón. Necesita que estemos dispuestos a vivir el luto de todo lo que debemos dejar ir para conseguir la serenidad en nuestro interior.

En la historia, se ha perdido el origen de quien o quienes escribieron la oración de la serenidad; muchos atribuyen su autoría a los católicos, otros a los protestantes, filósofos de la antigüedad, filósofos de la edad moderna, etc. ¿Esto tiene relevancia? Claro que no, es totalmente irrelevante; lo que sí es relevante es el contenido de esa oración, el profundo mensaje que nos deja:

“Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,

valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar

y sabiduría para entender la diferencia.”

Es muy interesante como la oración de la serenidad plantea que estados verdadera paz están compuestos por tres aspectos: aceptación, valor y sabiduría. Utilizaremos esta estructura para el completo entendimiento de la paz en este artículo

Aceptación

Lo que más nos causa conflicto o intranquilidad es el estado actual de las cosas; no estamos cómodos con nuestra economía, con la pareja que tenemos, con el trabajo, con nosotros mismos, etc. Lo rechazamos.

La infelicidad con el estado actual de las cosas, los conflictos con cómo está nuestro mundo ahora, es lo que nos aleja de la paz. El mundo y sus eventos nos abruman, nublan nuestra sensatez y nos empujan a estados de inconformidad e insatisfacción. Esto sucede porque nos fijamos demasiado en las dificultades de la vida, quedamos presos de la pelea constante contra los eventos e incluso contra nosotros mismos. La tristeza y la rabia toman control de nuestras vidas, apartándonos de ese estado maravilloso que es la paz, y nos arrojan a un profundo foso de conflictos internos con nuestras ideas y emociones.

Seguramente alguna vez dijimos: “Oh Dios, qué difícil es esto. Sálvame”, y otra vez estamos inmersos en el drama de nuestras vidas, rechazando todo lo que sucede, creyendo que el mundo es un ring de peleas donde cada evento es un asalto que debemos sufrir y pelear para vencer. Porque estamos obsesionados con vencer, vemos la aceptación como perder, y no estamos programados para perder; no es una opción para nosotros.

Qué pensamiento más limitante es este, donde vemos peleas en lo que pueden ser oportunidades. Para experimentar la paz, debemos aceptar incluso que somos personas por naturaleza inconformes, conflictivas y orgullosas. Partamos de aceptar nuestra naturaleza, dejemos de ocultarnos de nosotros mismos; no tenemos que hacer un comunicado al mundo, simplemente nos sentamos, cerramos los ojos y entramos en un estado meditativo de aceptación. Veremos qué pacíficos nos sentimos reconociéndonos como seres con pensamientos y emociones limitados, porque aún no estamos realizados, aún no hemos crecido lo suficiente. Encontramos la armonía con nosotros y las cosas en el estado en que están ahora.

No tienes la mejor economía, pues comienza aceptándola, no la niegues, no quieras ocultar que no tienes la cantidad de dinero que deseas bajo una falsa modestia. Y mientras lo aceptas, comienza a vivir el luto de esta idea de carencia.

La aceptación del estado actual de las cosas es difícil, pero en recompensa nos libera de mucha carga emocional. Sin embargo, hay algo que es mucho más liberador: aceptar aquellas cosas que no podemos cambiar.

Puedes trabajar con todo tu corazón, con tu mayor esfuerzo y dedicación, y generalmente los cambios sucederán porque hiciste todo lo que pudiste para conseguirlo. Pero, ¿qué pasa si no lo logras? Muchas veces la vida también te dirá que no. Duele rendirse, pero es un dolor con recompensa, porque rindes tu orgullo, rindes tu ego, rindes todas las expectativas. Te reconoces como alguien que trabajó, que se esforzó, y eso está bien. No todo tiene que resolverse, no todo tiene que ser agradable y placentero para que entremos en un estado de paz; solo debemos hacer lo mejor que podamos.

El mundo no está hecho para darnos todo lo que deseamos, no somos los únicos existiendo, no podemos pretender ganar todas las veces; perder y aceptar la pérdida nos regala un estado de paz sutil y lleno de amor porque reconoce el esfuerzo realizado. No te rendiste porque no te creíste capaz o porque no trabajaste lo suficiente, sino simplemente porque no era algo que podías cambiar.

Las enfermedades que no son curables e inclusive que no son tratables son un ejemplo que podemos usar en este contexto. Muchas personas están sumergidas en la ansiedad y el sufrimiento de transitar una enfermedad con estas características; están enfermos físicamente, y la enfermedad es parte de la vida. No reconocen que no solamente son el cuerpo, también son la mente, las emociones y el alma. Viviendo en negación, enferman también los otros planos de su existencia. Qué liberador sería aceptar la enfermedad, curar la mente, las emociones y el alma; creo que tener tres de cuatro aspectos sanos es mejor que no tener ninguno sano. La aceptación nos cura porque dirige nuestros esfuerzos a donde son requeridos.

Valor (Trabajo)

Ya hablamos de que la aceptación no es rendición, no es resignación, es simplemente el punto de inicio. La paz no es inmovilidad, no es aceptación pasiva, no es sentarse a esperar por un milagro que cambie las cosas.

Paz es estar en armonía mientras, prudentemente, comenzamos a hacer cosas para cambiar lo que sí podemos cambiar. Vamos a necesitar valor, que es trabajo, sacrificio, esfuerzo, creatividad, pasión y fuerza de voluntad para hacer todo aquello que esté en nuestras posibilidades y así lograr el cambio.

Existir en este mundo no siempre será fácil, dependemos de factores externos e internos; no siempre estaremos en un buen lugar, pasaremos necesidades, sufrimiento, crisis económica, falta de empleo, conflictos familiares, conflictos sociales, estados depresivos y ansiosos, y lo único que te queda ante la dificultad es moverte, hacer tu parte, lo que te corresponde dentro de lo que puedas manejar.

Los amigos son importantes, somos animales sociales y necesitamos la interacción con otras personas. Haz amigos, comparte y socializa con ellos, eso hará que en tu interior te sientas acompañado, surgirá esa sensación de “¡Ah! Por lo menos no estoy solo en la vida”. La vida mejora con los amigos, no ganaste una novia/novio, no ganaste un trabajo nuevo y mejor, no mejoraste tu economía, pero no estás solo en la vida. Reconoces que también hay diversión en ella, aun en la dificultad, y puedes estar en paz sabiéndote amado por otros.

Trabajar duro es lo que normalmente nos saca de la mierda; nuestro cuerpo come, saciamos al animal interior, porque duele mucho cuando las necesidades básicas no son cubiertas, golpea fuerte en nuestras emociones y surge la tristeza de la vida. Si pasas hambre, busca un trabajo; si el trabajo no te gusta, pues acepta que no te gusta y mira qué necesidades se cubren con la recompensa económica que recibes. Quizás no sea todo lo que siempre deseaste, pero algo obtienes, y si deseas más, pues trabaja más duro. No seas implacable contigo; que querer más no sea un motivo para perder tu paz, vuelve a aceptar tu nuevo estado y enfoca el trabajo para conseguir tu paz y no simplemente más cosas.

Necesitas trabajar, enfocar tu esfuerzo ya no en la queja continua, sino en el goce de lo que obtienes producto del trabajo. No quejarnos, no renegar de la vida y aceptar las cosas como están ahora son reglas que te ayudarán a dejar de buscar salvadores, porque es la cruda verdad que nadie vendrá a salvarte, nadie vendrá a sacarte de la mierda mientras tú solo te quejas. Pedir ayuda es prudente, es una actitud inteligente, pero no pongas tu paz en la acción de los otros, sé responsable de ti. Cuenta contigo mismo primero, confía en tus habilidades, confía en ti. La confianza es abrazar aquello que no se te da bien hacer de la misma forma que abrazarías lo que se te da bien hacer. Cultivar la confianza te dará las herramientas para trabajar en todos esos aspectos que deseas cambiar, mejorar, aprender.

Sabiduría (Discernimiento)

“La vida es lo que es”, cuando oyes esta frase, ¿qué despierta en ti? ¿Cómo te hace sentir? Parece una frase vacía y violenta, porque se siente como que la batalla acabó; suena a rendición, ¿no es así? No es sabio ni prudente encarar las dificultades de la vida desde el conflicto, desde la pelea; es agotador y nada efectivo. No podemos ver siempre una lucha donde solo requerimos trabajar. Puedes arreglar cosas cuando puedes, pero no puedes pelear contra los eventos; puedes intentarlo, pero pelear no es la solución.

La sabiduría nos ayuda a entender que trabajar para encontrar una solución es el verdadero camino, aun si el resultado no nos gusta. Trabajar es buen final para el conflicto porque pelear no va a funcionar. Pelear significa “voy a hacer mi mejor esfuerzo y aun así no será suficiente”; en cambio, trabajar significa “voy a hacer mi mejor esfuerzo con la fe de que las cosas cambiarán”.

Cuanta más pelea hay en tu mente, más resistencias y batallas habrá con el estado actual de las cosas. Debemos ser sabios para eliminar la pelea interna y cambiar el estado mental conflictivo, reconociendo que no estamos peleando contra los eventos; estamos dando pasos, estamos dando soluciones, estamos aplicando esfuerzo, pero no como una batalla sino como acciones que buscan un estado de armonía plena.

Las cosas están en el estado actual que están; debemos hacer las paces con este hecho, porque algunas de esas cosas no seremos capaces de cambiarlas. La sabiduría, o discernimiento, nos ayuda a diferenciar y aceptar las cosas que sí podemos cambiar de las que no. Saber discernir estos dos aspectos es un estado de paz permanente. Tenemos el poder de identificar dónde merece la pena aplicar esfuerzo y trabajo y dónde aplicar solo aceptación. La sabiduría elimina el conflicto.

La causalidad (Karma) y su influencia en los estados de paz

La causalidad de la vida, el karma, nos hace vivir eventos. Es nuestro estado mental represivo y limitado el responsable de que percibamos los eventos que nos desagradan como castigo, cuando la realidad es que la vida solo está sucediendo.

Por ejemplo, fuiste a la entrevista del trabajo de tus sueños, aplicaste todos tus conocimientos y habilidades durante la entrevista, pero al final no fuiste seleccionado. ¿Cuál es tu actitud cuando la vida te dice no? Muchas veces creemos que la vida nos castiga porque realmente nos sentíamos merecedores de eso que deseábamos. Pero al igual que tú, había muchas otras personas con el mismo pensamiento. Quizás la vida quería favorecer a alguien más y no a ti, pero no porque quisiera castigarte por alguna cosa mala que hiciste; simplemente le dio eso que querías a alguien más. Quizás lo merecía más que tú, quizás tenía más necesidad; no lo sabes porque la vida es lo que es.

¿Cuánta paz tienes cuando la vida te dice no? Yo mismo reniego, maldigo, me pongo en esa actitud egoísta de víctima del mundo porque no recibí eso que quería. Hoy puedo reconocerlo, puedo hacer introspección y ver qué aspectos me llevan a ese estado de conflicto interno cuando la vida me dice que no. Hago el luto de mi deseo y continúo, porque la vida no se detendrá hasta que yo reciba lo que quiero. No soy tan importante en el mundo como para que eso suceda. Es la falta de humildad lo que muchas veces nos aleja del estado de paz, porque rendirse a los eventos y lo que no cambiará se siente humillante y doloroso; nuestro orgullo se siente herido. Acepta que no eres una persona humilde, que eres caprichoso y egoísta. Desde ese punto, trabaja para generar el cambio en tu actitud, porque muchas veces no es solo trabajo físico el que se requiere para generar los cambios, sino trabajar la mente y las emociones.

No veamos la vida como un castigo sino como oportunidades, experiencias que necesitamos vivir para crecer. Quiero vivir estos eventos, quiero ganarme el derecho de disfrutar la paz como la recompensa a mi trabajo. Asumamos el papel principal de nuestro karma, de lo que causamos en el mundo, y dejemos de vernos como las víctimas de un dios castigador. Soy responsable de mí, de mis acciones y de lo que en mi vida sucede.

Una actitud interrogativa para encontrar la paz

Deseamos alcanzar la paz como un estado al que tenemos pleno derecho, y eso es correcto. Pero una actitud interrogativa y no afirmativa frente a la paz nos da acceso a la plena armonía entre nuestro cuerpo, mente, emociones y alma.

Dejamos la actitud afirmativa de “estoy creando paz” y pasamos a una actitud interrogativa de “¿Qué es y qué significa paz? ¿Paz, qué quieres que vea, qué quieres que acepte?”

La actitud interrogativa frente a la paz nos pone en un estado de aprendizaje. Seremos capaces de conocer lo que realmente es; manifestaremos tanta paz en nuestro interior que podremos compartirla con los demás, afectando así al mundo y compartiendo nuestra armonía con quienes lo necesitan.

¿Qué debo dejar ir? ¿Qué luto debo vivir? ¿Qué debo aceptar para estar completo de nuevo y encontrar la paz en mi vida?

La respuesta sincera a estas interrogantes nos conducirá a experimentar la paz desde su estado más elevado: la armonía en cada aspecto de nuestro ser. Deshazte de la idea envenenada de karma, deshazte de la idea de castigo, rompe con el dios castigador, trabaja en ti porque nadie te salvará. Si la vida es dura, encuentra la manera de trabajar en cualquier cosa que te ayude a salir de la dificultad y pasa tiempo con amigos. Si estás tan quebrado que no tienes amigos, que no tienes voluntad de hacer cosas, entonces encuentra el valor para salir de ese hueco, no te dejes vencer por las dificultades, pide ayuda. Hay una manera de que puedas encontrar paz en tu vida tal y como es ahora mismo. Puede no ser la vida excitante que soñaste, pero puedes tener una vida simple, de un día cada vez, haciendo lo mejor que puedas.

Aprendí sobre la paz de mi maestro, Maha Vajra (1), un yogui budista que vive estados de libertad y consciencia plena aceptando su encarnación. La visión que presenta de la paz es filosófica e introspectiva. Estas no son verdades absolutas, pero sí lo bastante útiles para transitar la vida. Tu conclusión debe venir de la meditación de todo lo que leíste y no de la reacción impulsiva, así encontrarás tu verdad respecto de la paz.

Querido lector, no soy un ser realizado; estoy en el proceso de crecimiento igual que tú y escribir sobre la paz ha sido retador. El resultado es gratificante y a la vez doloroso porque he experimentado el luto de lo que fui y de lo que soy de manera constante. Prometo que la serenidad llegará; el proceso no será fácil, pero te aseguro querido lector, que, si amas el proceso, si te amas a ti desde un estado pacífico de autoaceptación, experimentarás menos sufrimiento y vivirás en estado de felicidad verdadera.

1. Maha Vajra es un maestro espiritual y fundador de la tradición budista moderna llamada Mahajrya. Esta tradición combina la sabiduría de diversas corrientes espirituales para ofrecer una comprensión global de la felicidad y el sufrimiento. Maha Vajra promueve la libertad, el perdón y la bondad como pilares fundamentales para eliminar el sufrimiento causado por comportamientos negativos como la ira, los celos y el odio. A través de la meditación y la práctica espiritual, sus enseñanzas buscan ayudar a las personas a alcanzar la paz interior y la plena consciencia

Por Ariel Gonzales, Terapeuta de Integración Emocional

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